martes, 18 de marzo de 2008

Los ejes de mi carreta o toda una declaración de intenciones



A veces es necesario que los ejes suenen, e incluso chirríen. Nos devuelven a una vida rica en matices, nos acompañan en la soledad e incluso, a veces, el propio ruido que generan nos harta, devolviéndonos de nuevo al plano real.

Por eso, yo no quiero engrasar los ejes de mi carreta, prefiero que suenen aunque me llamen abandonao. Con el tiempo voy comprendiendo los momentos en que mi padre cantaba, cuando yo era niño, la primera estrofa de esta canción tan bella. Comprendo los tiempos y los modos, las razones son suyas.

Y a veces es necesario plantarse y decidir que si los ejes suenan, no tiene que ser malo. Sólo es. Siempre que deba ser.

Así que...

Los ejes de mi carreta (Atahualpa Yupanqui)

Porque no engraso los ejes,
me llaman abandonao...
Porque no engraso los ejes,
me llaman abandonao
Si a mí me gusta que suenen,
pa' que los quiero engrasaos.
Si a mí me gusta que suenen,
pa' que los quiero engrasaos.

Y es demasiado aburrido
seguir y seguir la huella.
Y es demasiado aburrido
seguir y seguir la huella.
Demasiao largo el camino
sin nada que me entretenga.

No necesito silencio
yo no tengo en qué pensar
No necesito silencio
yo no tengo en qué pensar
Tenía pero hace tiempo
ahura ya no pienso más
Tenía pero hace tiempo
ahura ya no pienso más

Los ejes de mi carreta
nunca los voy a engrasar
.