martes, 10 de junio de 2008

Vida y destino


Esta última temporada estoy acabando el libro de Vasili Grossman Vida y destino. Un libro que al principio cuesta seguir, pero que a lo largo de los pasajes descritos de la vida soviética durante el asedio alemán a Stalingrado, en plena segunda guerra mundial, me deja lleno de preguntas y reflexiones. Pone, en cambio, palabras a ciertos criterios que comparto en cuanto a modos de pensar y de vivir que jamás habría sido yo capaz de plasmar en negro sobre blanco.

Creo que se trata de una de esas obras que, basadas en hechos ya pasados, no dejan nunca de estar de actualidad, puesto que su filosofía resulta afortunadamente atemporal y desgraciadamente actual.

Os dejo con dos breves extractos de unas de las reflexiones que a lo largo del libro quizá más me han llamado la atención. Transcribo únicamente el inicio de las reflexiones, animándoos a leer en el libro las palabras siguientes. Asimismo, hay una perfecta descripción de cómo aislar y exterminar a un pueblo, en este caso el judío, pero tan perfectamente aplicable a otros pueblos o colectivos y a otros tiempos, y tan clara, que pone los pelos de punta. Ése, porque creo que hay que leerlo en el libro, he preferido no traerlo hasta mi ventana.




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Estaban sentados en torno al tablero de ajedrez, mirando las figuras, contemplando la única pieza desplazada, y conversaban:

- Zhenia, querida -decía Viktor Pavlovich-, has obrado con conciencia. Créeme, es lo mejor que tiene el hombre. No sé qué te depara la vida, pero de una cosa estoy seguro: ahora has actuado según tu conciencia. Nuestra principal desgracia es que no vivimos como nos dicta la conciencia. No decimos lo que pensamos.

Vasili Grossman Vida y destino.

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Las agrupaciones humanas tienen un propósito principal: conquistar el derecho que todo el mundo tiene a ser diferente, a ser especial, a sentir, pensar y vivir cada uno a su manera.

Para conquistar ese derecho, defenderlo o ampliarlo, la gente se une. Y de ahí nace un prejuicio horrible pero poderoso: en aquella unión en nombre de la raza, de Dios, del Partido, del Estado se ve el sentido de la vida y no un medio. ¡No, no y no! Es en el hombre, en su modesta singularidad, en ese derecho a la particularidad donde reside el único, verdadero y eterno significado de la lucha por la vida.

Vasili Grossman Vida y destino.

Por último deciros que durante unos días y por trabajo, no estaré con vosotros. El Mediterráneo sustituirá la campiña alavesa en mis miradas, pero será por un breve lapso de tiempo. La semana que viene volveré, aunque probablemente este sea el inicio de un pequeño letargo del blog hasta que de nuevo esté bien ubicado en algún lugar de la geografía. Como diría mi abuela materna, es tiempo de tribulaciones. Un abrazo.