viernes, 5 de diciembre de 2008
Cuando ya no me quedan palabras
Sólo gritos ahogados
R.E.M. The Great Beyond
He visto caer de tus ojos estrellas en silencio
Todas las vistas que he visto
No puedo creer que yo creyera que deseaba que pudieras ver
Que hay un nuevo planeta en el Sistema Solar
Que no tengo nada planeado
Estoy empujando un elefante escaleras arriba
Estoy lanzando elementos clave que nunca hubo
Sobre mi hombro cae un piano
Estrellándose contra el suelo
Y todo este hablar del tiempo
La charla es agradable
Y no quiero quedarme dando vueltas
¿Por qué no podemos fingir, sólo cerrar nuestros ojos
y dormir sueños dulces, estando aquí con alas en los pies?
Estoy empujando un elefante escaleras arriba
Estoy lanzando elementos clave que nunca hubo
Sobre mi hombro cae un piano
Estrellándose contra el suelo
Estoy atravesando las líneas
Estoy doblando cucharas
Estoy manteniendo flores en plena floración
Estoy buscando respuestas del "más allá"
Quiero los colibrís, los osos que danzan
Los sueños más dulces sobre ti
Estudiar las estrellas
Estudiar la luna
Estoy empujando un elefante escaleras arriba
Estoy lanzando elementos clave que nunca hubo
Sobre mi hombro cae un piano
Estrellándose contra el suelo
Estoy atravesando las líneas
Estoy doblando cucharas
Estoy manteniendo flores en plena floración
Estoy buscando respuestas del "más allá"
Estoy atravesando las líneas
Estoy doblando cucharas
Estoy manteniendo flores en plena floración
Estoy buscando respuestas del "más...", respuestas del "más...", respuestas
Estoy atravesando las líneas
Estoy doblando cucharas
Estoy manteniendo flores en plena floración
Estoy buscando respuestas del "más allá"
Estoy atravesando las líneas
Estoy doblando cucharas
Estoy manteniendo flores en plena floración
Estoy buscando respuestas del "más...", respuestas del "más...", respuestas
martes, 10 de junio de 2008
Vida y destino
Esta última temporada estoy acabando el libro de Vasili Grossman Vida y destino. Un libro que al principio cuesta seguir, pero que a lo largo de los pasajes descritos de la vida soviética durante el asedio alemán a Stalingrado, en plena segunda guerra mundial, me deja lleno de preguntas y reflexiones. Pone, en cambio, palabras a ciertos criterios que comparto en cuanto a modos de pensar y de vivir que jamás habría sido yo capaz de plasmar en negro sobre blanco.
Las agrupaciones humanas tienen un propósito principal: conquistar el derecho que todo el mundo tiene a ser diferente, a ser especial, a sentir, pensar y vivir cada uno a su manera.
Por último deciros que durante unos días y por trabajo, no estaré con vosotros. El Mediterráneo sustituirá la campiña alavesa en mis miradas, pero será por un breve lapso de tiempo. La semana que viene volveré, aunque probablemente este sea el inicio de un pequeño letargo del blog hasta que de nuevo esté bien ubicado en algún lugar de la geografía. Como diría mi abuela materna, es tiempo de tribulaciones. Un abrazo.
viernes, 23 de mayo de 2008
El Palau de la música catalana
Desde la mesa en que me senté se apreciaba la escalera que sube hacia el patio de butacas, con sus balaustres de vidrio templado de color amarillo y materiales cerámicos.
El Palau de la música catalana tiene una historia preciosa, un lugar muy pequeño y falto de luz para su construcción y una solución arquitectónica que consigue salvar estas dificultades, dotándole de una luz espectacular y una sonoridad más que aceptable.
El Palau de la Música Catalana fue construido hace cien años en sintonía con las aspiraciones colectivas de un pueblo y como consecuencia de las ideas más avanzadas que dominaban la sociedad de la época.
Este monumento arquitectónico único, proyectado por el genial arquitecto Lluís Domènech i Montaner por encargo del Orfeó Català, nació con aquella genética abierta y vanguardista que es la clave de su trayectoria cultural, de su singular conexión con los ciudadanos, y de su reconocimiento universal.
En esa época ya existía el Liceu, con un escenario mucho mayor que el que se construiría en el Palau. Pero, el Palau, cuyo escenario en principio se estudia tan sólo para acoger al Orfeó - y por tanto, de dimensiones más reducidas- es un proyecto nacido del pueblo y construído gracias a la aportación de éste.
Pero más allá de todo esto, el Palau surge como una aspiración del pueblo de Barcelona y muy pocos recursos. Por eso, y porque el solar del que se dispone es pequeño y está entre calles estrechas, el proyecto y su posterior construcción adquieren mayor relevancia.
Un ejemplo de esto lo encontramos en los materiales que se utilizaron para su construcción. A fin de abaratar costes, Domènech i Montaner estudia un Palau en que los materiales cerámicos y el vidrio sean los protagonistas. Así, además de abaratar costes debido a la existencia de numerosos artesanos que dominan y trabajan estas técnicas y materiales en la Cataluña de hace cien años, consigue, por un lado y gracias a las vidrieras, dotar de una luz maravillosa a un rincón oscuro, y por otro y gracias a las múltiples formas de los materiales cerámicos, sustituir las maderas nobles que siempre mejoran la acústica de un auditorio, por un material mucho más económico y accesible con si no el mismo, un muy buen resultado.
En su auditorio destacan las grandes vidrieras que circundan el patio de butacas, pero sobre todo e indiscutiblemente la lucera del techo, esa gota de luz a punto de caer. Aparte, las lámparas se lanzan sobre el patio de butacas, consiguiendo desde lo alto, alumbrar todo el patio. Las columnas de mosaico, así como las musas que literalmente salen de la pared del escenario para inspirar a los artistas, consiguen crear un ambiente rico y especial.
Me queda pendiente.
miércoles, 14 de mayo de 2008
lunes, 7 de abril de 2008
Y no hice nada
Yo estaba ahí, lo ves a mi lado,
Teníamos seis años, jugábamos como niños a los médicos,
A los médicos.
Yo no creía a mis ojos,
Mis ojos.
Mira las quemaduras, ahí sobre mis brazos, no las siento,
No las siento.
Yo estaba ahí, no dije nada.
Después me fui de su casa.
¿Qué si volví? Nunca más,
Nunca más.
Estábamos en la bodega en casa de sus padres.
Le amaba tanto.
Debo decir que era guapo, pero se pinchaba heroína mi héroe.
Yo estaba ahí cuando su madre nos vino a decir,
Se acabó-lo enterramos el lunes,
El lunes.
Yo había llorado, claro, sí, yo había llorado.
Después comencé a vagabundear de nuevo.
Afuera.
Sí, yo estaba en la manifestación, con todos mis compañeros.
Yo estaba ahí, es cierto que no comprendíamos nada.
Pero nos parecía bien.
Bien.
Yo había cantado.
Cantado.
Y había levantado mi vaso por aquellos que no tienen nada.
Un vaso más, no se podía hacer nada.
Yo vi el mundo estremecerse.
Estremecerse.
Yo estaba ahí, sabía todo de Somalia, Bangladesh y Ruanda,
Yo estaba ahí.
Vi bien la suerte que el Norte le reserva al Sur,
Comprendí la desgracia.
Yo estaba ahí para contar los muertos.
Yo estaba ahí...
y no hice nada.
Y no hice nada.
Yo estaba ahí, sin embargo.
Yo estaba ahí y no hice nada.
Y no hice nada
ZAZIE. J'etais là
miércoles, 2 de abril de 2008
Zorra
A veces la interacción del hombre con los animales resulta hasta bonita. Lo sé, los raposos me pueden. Cuando, a diario, vuelvo a casa y los veo por el camino siempre me ganan sus miradas.
martes, 18 de marzo de 2008
Los ejes de mi carreta o toda una declaración de intenciones
A veces es necesario que los ejes suenen, e incluso chirríen. Nos devuelven a una vida rica en matices, nos acompañan en la soledad e incluso, a veces, el propio ruido que generan nos harta, devolviéndonos de nuevo al plano real.
Por eso, yo no quiero engrasar los ejes de mi carreta, prefiero que suenen aunque me llamen abandonao. Con el tiempo voy comprendiendo los momentos en que mi padre cantaba, cuando yo era niño, la primera estrofa de esta canción tan bella. Comprendo los tiempos y los modos, las razones son suyas.
Y a veces es necesario plantarse y decidir que si los ejes suenan, no tiene que ser malo. Sólo es. Siempre que deba ser.
Así que...
Los ejes de mi carreta (Atahualpa Yupanqui)
Porque no engraso los ejes,
me llaman abandonao...
Porque no engraso los ejes,
me llaman abandonao
Si a mí me gusta que suenen,
pa' que los quiero engrasaos.
Si a mí me gusta que suenen,
pa' que los quiero engrasaos.
Y es demasiado aburrido
seguir y seguir la huella.
Y es demasiado aburrido
seguir y seguir la huella.
Demasiao largo el camino
sin nada que me entretenga.
No necesito silencio
yo no tengo en qué pensar
No necesito silencio
yo no tengo en qué pensar
Tenía pero hace tiempo
ahura ya no pienso más
Tenía pero hace tiempo
ahura ya no pienso más
Los ejes de mi carreta
nunca los voy a engrasar.
jueves, 28 de febrero de 2008
I vecchi amori
Pasado el tiempo, se convierten en un refugio agradable. Si uno tiene la suerte de reencontrarse, se transforman en un café cómplice, un paseo por la orilla, sin mentiras ni tapujos, con miradas sinceras, sin miedos ni tiempos marcados que respetar. A fín de cuentas, los viejos amores no necesitan de explicación, lo saben todo. Y escuchan, y comprenden, incluso abrazan con sus miradas, sin aconsejar consejos a oídos que ya no los esperan.
Una mirada les basta, un parpadeo, una media sonrisa. Son una mano tendida con la palma abierta hacia arriba.
Porque los viejos amores, cuando lo han sido de verdad, se convierten en un bien que atesoramos en el fondo de nuestra memoria. En ese lugar donde sólo guardamos lo importante. Su recuerdo íntimo es una de las pocas cosas que nos pertenece en esta vida.
miércoles, 16 de enero de 2008
¿Pilates?... No, Tremarella
¿Quieres cinturita Deneuve a los veinte?
¿Brazos flácidos? Nunca más
¿Demasiado turrón estas fiestas?
Un pequeño consejo que te hará sentirte mejor
Repite conmigo, Tremarella, Tremarella, Tre-ma-rel-la
Con Edoardo Vianello y sus turgentes señoritas de verde que parecen ir en 3ª en el Madrid-Hendaya. Quince minutos al día.
Ejercitar también para evitar el Síndrome de la clase turista en vuelos transoceánicos -y para alegrar al resto del pasaje- y en el metro y el autobús urbano al ir al trabajo (necesario desinhibirse)
Resultados asombrosos. Quince centímetros en dos días.