lunes, 7 de abril de 2008

Y no hice nada

Yo estaba ahí, lo ves a mi lado,
Teníamos seis años, jugábamos como niños a los médicos,
A los médicos.

Yo estaba ahí, veía sobre su cuerpo las heridas, las marcas, los moratones,
Yo no creía a mis ojos,
Mis ojos.

Y él que me decía, yo soy un tipo duro.
Mira las quemaduras, ahí sobre mis brazos, no las siento,
No las siento.
Yo estaba ahí, no dije nada.
Después me fui de su casa.
¿Qué si volví? Nunca más,
Nunca más.

Yo estaba ahí, como él, apenas tenía quince años;
Estábamos en la bodega en casa de sus padres.
Le amaba tanto.
Debo decir que era guapo, pero se pinchaba heroína mi héroe.
Yo estaba ahí cuando su madre nos vino a decir,
Se acabó-lo enterramos el lunes,
El lunes.
Yo había llorado, claro, sí, yo había llorado.
Después comencé a vagabundear de nuevo.
Afuera.

Yo estaba ahí, en octubre del 80, tras la bomba de la calle Copérnico
Sí, yo estaba en la manifestación, con todos mis compañeros.
Yo estaba ahí, es cierto que no comprendíamos nada.
Pero nos parecía bien.
Bien.

Sí, yo estaba ahí, para ayudar, por el Sida, los sin papeles,
Yo había cantado.
Cantado.

Claro que estaba ahí, para festejar.
Y había levantado mi vaso por aquellos que no tienen nada.
Un vaso más, no se podía hacer nada.

Yo estaba ahí, frente a la tele a las ocho,
Yo vi el mundo estremecerse.
Estremecerse.
Yo estaba ahí, sabía todo de Somalia, Bangladesh y Ruanda,
Yo estaba ahí.
Vi bien la suerte que el Norte le reserva al Sur,
Comprendí la desgracia.
Yo estaba ahí para contar los muertos.

Yo estaba ahí...

y no hice nada.

Y no hice nada.

Yo estaba ahí, sin embargo.
Yo estaba ahí y no hice nada.

Y no hice nada


ZAZIE. J'etais là

2 comentarios:

tj dijo...

A veces los monstruos son grandes y poderosos.
A veces no estamos preparados para vencerlos quizá por falta de experiencia o porque no está a nuestro alcance poder vencenlos.
Lo importante es hacer lo que podemos, lo que está a nuestro alcance, sin olvidarnos de ellos.
Poquito a poco..., aunando fuerzas.

Perraburu dijo...

Estoy de acuerdo... pero a veces yo necesito que me recuerden que quizá puedo hacer algo más. Para no caer en la molicie.

A veces nos hace falta clavarnos la aguja del pajar