Cuanto más los ojos estúpidos del pueblo se admiran ante el esplendor de las capitales, más lógico sería gemir al ver que los campos quedan abandonados, las tierras en rastrojo y los grandes caminos inundados de desgraciados ciudadanos convertidos en pordioseros o ladrones y destinados a concluir un día su miseria en medio de un camino o un estercolero. Así es como, enriqueciéndose el Estado por una parte, se debilita y se despuebla por otra.
Jean Jacques Rousseau. Discours sur l’Origine et les fondements de l'inégalité parmi les hommes.
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